lunes, 2 de enero de 2012

Que las empresas configuren las carreras universitarias

El artículo de El País Salidas para los graduados (04/09/2011) nos indica una vía para aumentar el empleo:

En España hacen falta divulgadores científicos, una profesión para la que no hay formación específica, pero que el mercado laboral demanda. ¿Cómo se solventa? Según el rector de IE University, Juan Luis Martínez, incluyendo asignaturas de comunicación en el grado de Biología que permitan formar a un divulgador sin confeccionar una carrera propia para él. Así es como la Universidad trata de ajustar su oferta formativa a los requerimientos de las empresas para sus plantillas y cubrir la brecha que separa los estudios teóricos de la realidad laboral.

"Proponemos al mercado combinaciones de grados por si cambian las necesidades de profesionales. Nos enfocamos hacia la empleabilidad..."




¿Quién y por qué decide el contenido de las carreras universitarias y de las enseñanzas de formación profesional? Respuesta: el Ministerio de Educación, no en función de las necesidades de formación de los alumnos, sino en función del número de profesores de cada materia y de las instalaciones disponibles. Es decir, si por ejemplo el mercado necesita anualmenta 14.000 operarios de fabricación de piezas asistida por computador, pero sólo hay profesores para formar a 1.000, se formará a 1.000, y el resto de los alumnos que quisiera aprender una profesión que garantizaría su futuro, tendrán que elegir entre corte y confección, secretariado o cualquier otra materia, que en el pasado quizás fue necesaria, pero que ahora está absolutamente saturada.

Es, por tanto, completamente necesario, que los responsables de formación de cualquier empresa española de más de cien empleados dispongan de acceso con capacidad de sugerencia al sitio del Ministerio donde aparecen todas las enseñanzas universitarias y profesionales que se pueden cursar en España. Para que puedan sugerir nuevas titulaciones y sus contenidos, tomándolos de titulaciones ya existentes o añadiéndolos; para que puedan recomendar que a una titulación se le eliminen asignaturas, o se le añadan. Y para que esas sugerencias sean tenidas muy en cuenta por una sociedad cuya primera preocupación debería ser reducir su insoportable tasa de paro.

¿Que eso pone a la Universidad en manos de la empresa? ¿Que mercantiliza la enseñanza? ¿Que se pone como objetivo único el empleo y no la formación de la persona? Todo falso. El saber es inmenso, inconmensurable. Nadie puede monopolizarlo. Es como poner diques en medio del océano. A la persona hay que enseñarle a navegar en ese piélago para que adquiera los conocimientos que ella desee, pero es necesario que entre esos conocimientos figuren los que le permitan ganarse la vida y no hundirse en el desempleo, que es lo que verdaderamente destruye a la persona.

7 comentarios:

  1. El español Gonzalo Manrique, ingeniero de Caminos, y el puertorriqueño Ariel Quiñones, que cursó Políticas y Economía en Harvard, viendo la increíble desconexión entre la enseñanza universitaria y el mundo laboral, concibieron la idea de poner en marcha una escuela dirigida a programadores informáticos, pero especializada en los últimos lenguajes de programación y metodologías de trabajo más modernas que usan los equipos de programación de las empresas (Ruby in Rails, Django, PHP, TDD, Agile-scrum, etcétera). Para ello hablaron con medio centenar de start-ups radicadas en distintos países a fin de que les dijeran sus necesidades “porque los ingenieros llegan a su puesto de trabajo sin saber hacer nada. Reciben una enseñanza muy poco práctica”, afirma Manrique. “Hay carreras y campos que no están cubiertos en la actualidad, sobre todo en cuestiones tecnológicas, como la programación web, redes sociales y e-commerce”, abunda Quiñones.

    Su primer curso intensivo de desarrollo web arrancó la semana pasada “y está completo”, sostiene Gonzalo. Y eso que tiene un precio de 6.900 euros. Un coste que Manrique piensa que “es una inversión, porque creemos que vamos a colocar a todos los alumnos y van a poder recuperar el dinero en tres meses de trabajo”

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  2. La presidenta de Banco Santander y Universia (una red con 1.401 universidades socias), Ana Botín, presidió el 19 de mayo de 2016 la XVI junta general de accionistas de Universia.

    En su opinión, es necesario un sistema educativo que prepare a los jóvenes para afrontar su futuro y sea capaz de educar para los empleos del mañana. Se requiere para ello "una estrategia enfocada al talento, que asegure el desarrollo del potencial de todos, una formación de calidad accesible para todos y que atraiga a los mejores, con oferta en las dos lenguas internacionales más importantes: castellano e inglés"

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  3. La Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) ha llegado a un acuerdo con la Universidad Politécnica de Madrid para crear el primer grado universitario del sector: “Grado de intensificación en planificación y gestión inmobiliaria”. Dura un año y empieza el 7 de octubre de 2016. Los alumnos pagaran "solo" 2.000 euros de los 5.600 que cuesta y pasarán el 80 % en alguna de las 23 empresas colaboradoras (inmobiliarias, promotoras o tasadoras).

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  4. El mercado laboral vive una paradoja: a pesar de que hay millones de parados en España y Latinoamérica, las empresas no encuentran los trabajadores que necesitan. Las compañías demandan nuevos conocimientos digitales que los candidatos no poseen. Con la mira en este problema, Santillana ha presentado este jueves Bejob, una plataforma de formación en línea enfocada en las habilidades que demanda el mercado laboral, en especial las relacionadas con la tecnología de la información, el marketing digital y la estrategia y gestión del negocio digital.

    (pinchar sobre el título de este comentario para ir a Bejob)

    En Internet hay miles de cursos electrónicos, ha señalado Mariola García Arellano, directora de Bejob, “lo que diferencia a nuestra plataforma es el orden, la coherencia y la conexión con el mundo laboral. Hay un orden con base en las necesidades reales, cada vez más cambiantes de las empresas”.

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  5. La Fundación de Empresarios de Cataluña (FemCat) asegura que una de las cuestiones que destacan las empresas es que en España "conviven elevadas tasas de paro con la falta de perfiles para determinadas posiciones".

    La prioridad es "vincular el sistema educativo al productivo y orientar al joven desde el ámbito local". Un punto esencial es "mejorar la información que reciben los jóvenes sobre las necesidades de las empresas y fomentar el el trabajo con las instituciones locales que actúen sobre el terreno".

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  6. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) publicó el 25 de mayo de 2017 su libro blanco de la educación, una guía para mejorar el sistema educativo.

    Las empresas reclaman cambios revolucionarios en este sistema con un gran punto central: lograr que las capacidades del alumno sean útiles para acceder al mercado laboral. Para ello, piden especialmente potenciar la formación en idiomas, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, ya que "se aprecian carencias notables que suponen frenos para el progreso económico y social de España".

    El 23 % de los alumnos universitarios se matricula en carreras relacionadas con la Educación, el Arte o las Humanidades, donde apenas se concentran el 3 % de las ofertas de empleo. En cambio, sólo el 14 % de alumnos estudia carreras de Ingeniería, Industria y Construcción, que concentran el 24 % de todas las ofertas laborales.

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  7. La Cámara de Comercio de España, la Fundación CYD y la Conferencia de Consejos Sociales han elaborado un estudio con las siguientes recomendaciones.

    1. Mayor autonomía. Es necesario “reducir el control directo de las universidades por parte del Estado” e “incrementar su autonomía institucional”, sintetizó Daniel Samoilovich, autor principal del estudio. Esta libertad tiene que darse tanto en contratación como en cuanto al currículum, con el objetivo de que éstas puedan adaptarse a las necesidades de los alumnos y el mercado laboral.

    2. Más peso de los agentes externos en los órganos colegiados. Es necesario crear nuevos órganos de gobierno para incorporar a personas externas de relieve, no según criterios de representatividad, sino de competitividad.

    3. Una gestión más profesional. Los órganos de Gobierno deberían reducir el número de miembros y tener más poder, pero limitándose a las decisiones académicas. En cambio, algunas posiciones individuales también ganarían peso, pero ciñéndose a temas de gerencia.

    4. Menos funcionarios. Cada universidad debería poder decidir el peso que los funcionarios tienen en el cuerpo docente, pudiendo llegar a sustituirlos por personal laboral. De esta forma, el currículum de las distintas carreras puede ser más flexible, al mismo tiempo que se reduce la endogamia en la universidad y aumenta la movilidad, porque los centros tienen más posibilidades de contratar a profesionales de otros lugares.

    5. Más rendición de cuentas. A la vez que se garantiza una mayor autonomía, es necesario introducir una mayor rendición de cuentas para garantizar el buen funcionamiento del sistema.

    6. Evaluación de la calidad. Los países europeos están tendiendo a una evaluación de carácter institucional, más que la de programas, para evitar procesos exhaustivos y poco eficientes.

    7. Diversificar las fuentes de ingresos. Además del presupuesto básico, equitativo entre todas las universidades, cada centro podría captar nuevos ingresos a través del desarrollo de proyectos de investigación para empresas privadas.

    8. Asignar recursos según el rendimiento. Los autores reclaman establecer una financiación de excelencia, condicionada a objetivos o a indicadores de rendimiento. De esta forma, las universidades que ofrecen mayores beneficios a los alumnos contarán con un mayor presupuesto.

    9. Más competencia entre universidades. Muy vinculado a este último punto, las universidades deberían competir por captar más alumnos, pero también por nuevos fondos y por la contratación de los mejores profesionales.

    10. Fusiones entre universidades. Como corolario de todo lo anterior, podría haber fusiones entre universidades para garantizar un mejor servicio o reducir los gastos en el caso de las menos eficientes

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