sábado, 2 de marzo de 2013

Romper el PSOE

Es necesario que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) rompa con el Partit des Socialistes de Catalunya (PSC) tras el voto de este último en el Congreso de los Diputados el martes 26 de febrero de 2013 a favor del "derecho a decidir" de Cataluña, cuando la dirección del PSOE había pedido el voto en contra.


La primera razón es que el denominado "derecho a decidir" es un engaño. Lo que pretenden ocultar con esas palabras es "queremos que una Comunidad Autónoma tenga derecho a celebrar un referéndum en el que sus ciudadanos voten sobre si seguir en España o constituirse como Estado independiente". Para abreviar: "queremos que la Constitución Española dé a las Autonomías derecho a la secesión".

La segunda razón es que ahora mismo ese derecho no existe. Ahora existe, por ejemplo, el derecho a un juicio justo, pero no existe, por ejemplo, el derecho a que a uno le regalen una bicicleta. Antes no existía el derecho a que dos personas del mismo sexo contrajeran matrimonio. Ahora, sí. Solo son derechos las posibilidades reconocidas por la ley. Ahora mismo la Constitución Española no otorga derecho a la secesión, y el Tribunal Constitucional ha dejado muy claro que una Autonomía ni siquiera puede convocar unilateralmente un referéndum para consultar a los ciudadanos sobre la cuestión, aunque fuera de carácter consultivo.

La tercera razón, que deriva de las dos anteriores, es que se está estafando a los ciudadanos. Todos los esfuerzos que pretenden hacer los políticos soberanistas parecen encaminados a convocar el referéndum, y los del Gobierno central, a impedirlo. Caso de que se convoque, será paralizado, como ocurrió en el caso vasco. Lo que tendrían que hacer los soberanistas es iniciar un procedimiento de reforma de la Constitución según el artículo 168. Su actitud se parece a la del borracho que busca sus llaves a la luz de una farola. Se acerca un transeúnte y pregunta "¿Le ayudo?" "Sí, gracias" Buscan un rato y las llaves no aparecen. Entonces dice el transeúnte "Oiga ¿está seguro de que se le han caído por aquí?" "No, se me han caído allá, pero está demasiado oscuro".

¿Que dicen que un proceso no tendría futuro porque los principales partidos se opondrían? Lo primero que habría que preguntarles es: si creen tener razón ¿por qué piensan que no podrían convencerlos? Y lo segundo: bueno, si en las condiciones actuales el proceso que han iniciado no puede llegar a buen término ¿por qué demonios nos hacen gastar a los ciudadanos toda esta energía política que podría usarse en las reformas que realmente necesitamos?

Como resulta evidente que no se puede conseguir el objetivo que pregonan, solo se puede pensar que lo hacen como maniobra de distracción: para evitar perder votos por los recortes que tengo que hacer, digo que son culpa de Madrid y pido la independencia. No la voy a conseguir, pero mi poder personal y mi capacidad de mangoneo, que es lo que realmente me interesa, los conservo. Y el PSC, después de haber denunciado esa cortina de humo, echa más leña (húmeda) al fuego.

Los electores socialistas del resto de España no aceptan tales trapacerías (ni tampoco muchos de Cataluña). El PSOE obtendría un resultado nacional mejor si actuara en Cataluña con su propio nombre y políticos leales, cortando amarras con el PSC y dejándolos actuar a su aire (nunca mejor dicho, porque son unos aventados).

No se trata de la unidad de España (otra entelequia), que a la inmensa mayoría de la gente se la trae al pairo; se trata de respetar los acuerdos válidos y no permitir que nadie se los salte hasta que sean sustituidos por otros acuerdos también válidos. Si en una cuestión no es posible llegar a un nuevo acuerdo, qué le vamos a hacer: tendrá que permanecer el antiguo. Porque tan perfectamente legítimo es querer que la Constitución cambie para dar derecho a la secesión como no querer que se modifique para poner un instrumento de chantaje en manos de políticos sin escrúpulos. Los diversos escándalos que han sacudido a Cataluña (caso Palau, caso Pallerols, caso de los espías de Método 3, caso de los millones del padre de Artur Mas en Suiza...) tendrían que haber hecho pensar a la ciudadanía catalana que "con éstos, ni al bar de la esquina". No ha sido así, y es una lástima, pero al resto de los ciudadanos todavía no han conseguido engañarnos.

31 comentarios:

  1. La ruptura entre PSOE y PSC es ya solo cuestión de tiempo por mucho que el señor Rubalcaba diga lo contrario. Y esta ruptura vendrá del lado del PSOE, el PSC no lo hará nunca pues sabe que la mayoría de su electorado aún vota en clave PSOE y no visualiza que es un partido distinto.

    Hasta ahora el PSOE consentía el hecho diferencial de su partido federado por la gran diferencia de votos que aportaba respecto al PP en las legislativas, pero el voto al PSC hace tiempo que va en caída libre y tal diferencia es ahora escasa. Y mientras más tarde el PSOE en dar el paso, más se encontrará a un partido —Ciudadanos— que ha ocupado su espacio y que tiene un líder carismático, cosa de la que carecen ahora tanto el PSOE como el PSC.— Rafael Soriano Roman.

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  2. Que quede bien claro: los socialistas no somos nacionalistas. Somos internacionalistas. ¿No teníamos un himno, que se llamaba La Internacional? Esta declaración es la confesión, y lo actual es la confusión. Porque el nacionalismo es un sentimiento, no un razonamiento. Y no admite explicación, perteneces a un colectivo del que si sales eres un traidor. Mario Onandia, miembro de la primera ETA, murió de un cáncer en el hospital, con los guardaespaldas en el pasillo, por si lo mataban antes los patriotas (abertzales). Esto es la confusión. ¿Hay un derecho a poder decidir que no quieres decidir? Esto también es la confusión. La decisión de la exministra de Defensa del Gobierno de España es también un ejemplo de confesión.

    Augusto Borderas. Exsenador por Álava del PSE-PSOE

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  3. Al margen de lo discutible de muchas de las afirmaciones concretas del secretario general de ICV Joan Herrera (Carta abierta a todos los demócratas, EL PAÍS, 11 de marzo de 2013), tales como que la Constitución de 1978 fue posible merced a un pacto de la sociedad catalana con el Estado; que España debe elegir entre constitución o democracia, como si ambas fueran antitéticas; o que la reiterada reclamación, aquí y ahora, de la autodeterminación de Cataluña sea “la oportunidad” para hacer frente a la actual crisis política y socioeconómica en España; lo cierto es que el artículo, en su conjunto, parece confirmar una vez más aquello que hace no mucho escribía el notable erudito catalán Jordi Gracia (Claves de Razón Práctica, nov.-dic. 2012): que ICV “ha sido la última víctima de la trampa nacionalista que ha polarizado la vida catalana de la democracia y le ha hecho perder de vista el lugar secundario que debería tener, en su entorno, la pulsión catalanista”.— Javier Díaz Malledo. Santa Cruz de Tenerife.

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  4. En relación con artículo de Joan Herrera Carta abierta a todos los demócratas me gustaría plantear algunas preguntas: ¿De qué fuente extrae su afirmación de que el derecho a decidir “cuenta con un apoyo social mayoritario”? ¿En qué porcentaje se traduce ese apoyo social mayoritario? ¿Sabe que votar sobre el derecho a decidir tal cual (sin carácter vinculante) es muy diferente a votar directamente sobre la independencia de una región (con carácter vinculante)? ¿Dónde está escrito —véase, demostrado— que la alternativa ha de ser federalismo o independencia cuando voces autorizadas cuestionan no solo el federalismo como modelo ideal, sino que el sistema español actual sería —mejorándolo claro— el más adecuado? Dado su talante democrático, ¿aceptaría un resultado negativo como definitivo en un hipotético referéndum sobre la independencia o habría que seguir realizando referendos hasta que saliera el sí? Y por último ¿Dónde está escrito el dogma de que esa cuestión han de dirimirla solo los habitantes de Cataluña?— Jorge Arroyo. Sant Cugat del Vallés, Barcelona.

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  5. Ahora se constata que hubiese sido más útil adaptar para Cataluña modelos tan sucintos y transparentes como el suizo o el escandinavo. Se prefirió reclamar el máximo de competencias posibles, en imitación del Estado, emulando excesos de protocolo para no ser menos, cuando en realidad, siendo conveniente cierto empaque institucional, lo que legitima verdaderamente es la gestión eficaz, transparente y comedida en el gasto público. Seguramente, a la ciudadanía de Cataluña le hubiese convenido más asemejarse a la gestión de lo público de Dinamarca. Muy al contrario, se imitó, si no se duplicó, la tan malquerida formación de la administración pública del Estado.

    Es por ausencia de un modelo racionalizado de administración pública puesta al día que la gestión diaria de la Generalitat ha generado inercias, duplicaciones, un descontrol en la gestión de personal y cortocircuitos en cadena, como fue en el caso de los dos gobiernos tripartitos, con mención especial que se merece ERC.

    En algún ente preautonómico de cuyo nombre preferimos no acordarnos, la propuesta de aplicar métodos de racionalización administrativa de modo previo a la futura transferencia de competencias estatutarias mereció muchas carcajadas, porque en los nichos anacrónicos de la memoria institucional lo de menos era racionalizar, sino contratar a un sinfín de familiares. Ha ocurrido y algunos de los que se carcajearon tanto hoy entran y salen de los tribunales. En el menos ambiguo de los casos, se produjo una reproducción de sistemas administrativos que ya eran obsoletos, una mímesis absurda y muy cara.

    El intríngulis de la administración autonómica, como no lo atribuyamos a una enrevesada voluntad política, ha incidido también en el endeudamiento, bastante al margen de la atribución victimista de todos los males al gobierno central.

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  6. El reciente episodio de la división del voto socialista sobre la “consulta” para la autodeterminación de Cataluña ha sido resuelto a corto plazo de una forma cuando menos sorprendente. Apenas expresado el descontento, seguramente real, de algunas figuras históricas del PSOE, los focos se centran en la actitud de Carme Chacón, por no participar en el voto, como si esta cuestión personal fuera el gran problema.

    El tema capital, la fractura del voto entre PSOE y PSC, una vez constatada, se presenta como algo no muy grave, o por lo menos de perfecta solución en el marco de unas “nuevas relaciones” a establecer en un futuro indeterminado; “nuevas relaciones” de contenido tan evanescente como la solución federal con que el partido piensa resolverlo todo. Y para que no se diga que no se hace nada, las multas, como si se tratara de una simple cuestión de tráfico, que, además, recaen en la misma medida sobre los socialistas catalanes indisciplinados y sobre la diputada Carme Chacón.

    A las ideas y a los debates políticos, Alfredo Pérez Rubalcaba debe ser alérgico; de otro modo resulta incomprensible no haber discutido a fondo con PSOE y PSC la autodeterminación catalana. Claro que así, desde la pasividad, podía llegar al momento de salvar la cara con un “no”, permitiendo de hecho que el PSC avalase la consulta, sin debate previo alguno, minimizando costes. En esta línea, el aldabonazo antimonárquico de Navarro pudo ser una simple coartada para que no extrañase su ulterior alineamiento con CiU-ERC, aparentando que el PSC piensa siempre por su cuenta. A partir de ahí, opiniones divergentes sobre la “consulta”, y entrada en escena de un coro que intenta conjurar la tragedia de un divorcio PSOE-PSC. Como si un-partido-que-son-dos al afrontar la crisis del Estado fuera efectivamente un partido político, y no un simple aparato de poder preocupado únicamente por la propia supervivencia.

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  7. Este es el concepto que últimamente más escuchamos de algunos políticos catalanes, “el derecho a decidir”, añadiendo que solo les corresponde a los catalanes cuando se refiere a Cataluña. No obstante, muchos expertos opinan que, según la Constitución vigente, dicho derecho es del conjunto de los españoles y no solo del colectivo que se les ocurra a los políticos.

    Imaginemos un hipotético y futuro ejemplo en el que un Estado catalán independiente, recibe una petición de segregación de varios municipios de la provincia de Lleida que desean separarse de Cataluña e integrarse en Huesca (Comunidad de Aragón). ¿Cuál sería en este caso la reacción del hipotético Gobierno catalán? Pues seguramente sería la misma del Gobierno de España, y quizá con los mismos argumentos legales.

    ¿Por qué no se explican claramente los políticos catalanes separatistas/secesionistas/independentistas y dicen que quieren cambiar la Constitución para que Cataluña, entonces sí, tenga derecho a decidir? Lo que ocurrirá, es que en ese caso, serán todos los españoles los que tengan la capacidad de decidir, a través de su voto, y expresarán si están o no de acuerdo en que la Constitución sea modificada.— Jacinto Ruiz Quintanilla.

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  8. Habría que remontarse al desencanto causado por la deriva abusiva de los últimos gobiernos de González, hace ya veinte años. Fue entonces cuando el PSOE perdió la mitad de sus cuatro viveros electorales: Valencia y Madrid (pues retuvo Cataluña hasta 2010 y todavía conserva Andalucía). El caso valenciano resulta significativo por cuanto su derrota se debió al error estratégico de haberse identificado con el valencianismo catalanista de Fuster. Esto determinó en 1995 su sorpasso electoral por el regionalismo españolista, tras el pacto del pollo entre Unión Valenciana y el PP de Zaplana. El mismo error que quince años después ha conducido a la derrota del socialismo catalán, víctima del síndrome de Estocolmo que le hizo entregarse a su rival electoral, el soberanismo catalanista. Y con menor alcance numérico, también el socialismo vasco ha cometido el mismo error de identificarse políticamente con sus adversarios nacionalistas, lo que a la larga resulta fatal.

    Esta misma fue una de las razones que explican el sorpasso madrileño del PSOE de Leguina por el PP de Gallardón: la pérdida de votantes a causa de la alianza de los socialistas con los nacionalistas, como forma de retener el Gobierno del Estado en 1993.

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  9. Del debate en los medios sobre la crisis catalana se deduce que hay una amplia coincidencia en que la separación sería muy negativa para la economía catalana y también para la del conjunto de España. Es una de las paradojas de la situación, porque el argumento principal del giro independentista es económico: la pertenencia a España impide el progreso de Cataluña, por las obligaciones de solidaridad territorial que comporta. La reclamación clásica de un mayor reconocimiento de la singularidad catalana se ha trenzado con ese agravio económico dando lugar al argumento de que, puesto que Cataluña es una nación, tiene derecho a disponer de sus propios recursos; y a separarse de España si esa aspiración no se ve correspondida.

    Sin embargo, del debate también se desprende la idea, muy compartida entre los economistas, de que la prosperidad catalana es inseparable de su posición como parte de la economía española. Es decir, que fuera de ese marco (y de ese mercado) difícilmente mantendría la posición destacada en riqueza y dinamismo que ocupa desde su industrialización; y sobre todo, que afectaría negativamente a su muy favorable saldo comercial con el resto de España. Otra conclusión, admitida ya por el sector no fanático del independentismo, es que la separación de Cataluña significaría su salida de la UE sin posibilidad inmediata de reingreso. Y como revelan algunas encuestas, estos factores no pueden dejar de influir en la actitud ciudadana ante la consulta de autodeterminación.

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  10. Vivo en Miranda de Ebro, localidad del noreste burgalés. Desde mi casa puedo atisbar otras dos comunidades autónomas: al sur, La Rioja, territorio que desdeñó pertenecer a Castilla y León para no compartir los jugosos réditos del negocio del vino (y parece que le ha ido muy bien); y al norte, el País Vasco-Euskadi, con sus privilegios forales medievales (y franquistas en el caso alavés y navarro) cada vez más blindados. Un signo inequívoco de que has traspasado la frontera es el estado del pavimento de las carreteras, pudiendo pasar del tercermundismo tardofranquista de la provincia de Burgos a la opulencia de Álava o a la cuidada estética turística riojana.

    En este país, si es que puede utilizarse dicho término con propiedad refiriéndose a España, no hace falta independizarse a la catalana para progresar económicamente: es más rentable estar con un pie dentro y otro fuera. ¿Se fijaron en la cara de Urkullu, dirigente del Partido Nacionalista Vasco, cuando sus seguidores comenzaron a proferir proclamas a favor de la independencia el día de su elección como lehendakari? Seguro que pensó: “Basta ya de independentismo, hombre; que estamos mejor siendo privilegiados en España que constituyendo un nuevo pequeño Estado azaroso en la Unión Europea”.

    David Espiga Sancho.

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  11. En una democracia, el derecho a decidir es tan intrínseco a los ciudadanos como el derecho a nadar a los peces. De ello se prevalen los separatistas para vender su mercancía averiada: ¿quién va a querer renunciar a su “derecho a decidir”? Ahora bien: ¿por qué reclamar esa obviedad con el énfasis del que aspira a una conquista, como si hubiese en este país ciudadanos de cualquier latitud que carecieran de él? Sencillamente, porque lo que solicitan los separatistas no es el derecho a decidir que ya tienen, sino la anulación del derecho a decidir que tienen los demás. Lo que se exige no es el derecho a decidir de los catalanes sobre Cataluña o de los vascos sobre el País Vasco, sino que el resto de los españoles no pueda decidir como ellos sobre esa parte de su propio país. O sea, que acepten provisionalmente la mutilación de su soberanía hasta que se les imponga de forma definitiva. Por supuesto, llegado ese feliz momento, serán también vascos y catalanes los mutilados del derecho a decidir sobre la mayor parte de su estado actual junto a su pertenencia a él. Y todos tan contentos… ¿por qué ser cola de león si se puede ser cabeza de ratón?

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  12. Los ciudadanos queremos el derecho a decidir si el dinero público se ha de destinar a eventos y entidades separatistas o a los dependientes y sus familias, a la educación o a la sanidad. Derecho a decidir si queremos que las escuelas sean para transmitir conocimiento o ideología.

    Queremos libertad para elegir una educación bilingüe que respete nuestros derechos lingüísticos. Libertad de expresión para que cualquier ciudadano, sea personaje público o no, pueda expresar sus opiniones sin ser pitado, abucheado, insultado o excluido por el simple hecho de manifestarse contrario al independentismo. Libertad de pensamiento para que los medios informativos catalanes puedan ofrecer informaciones veraces, imparciales, con datos objetivos y contrastados, y no sean solo la voz oficial, nacionalista e incuestionable.

    Mientras todo esto no ocurra, un concierto por la libertad puede ser multitudinario y emotivo para miles de personas pero solo es un evento creado para tapar la falta de libertad.— M. Teresa Ginés

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  13. ¿Se imaginan ustedes que en una parte de Francia los alumnos no pudieran estudiar en francés, sino obligatoriamente en occitano, por ejemplo? Sí, obligatoriamente. Estudiando francés dos horas a la semana, como si fuera una lengua extranjera. Esto es lo que sucede actualmente en Cataluña y en las Islas Baleares. No se puede estudiar en español, solamente en catalán. La mitad de la población en esas regiones tenemos el español como lengua materna pero no podemos escoger la lengua de la enseñanza.

    ¿Por qué esos padres no lo denuncian ante la justicia? Lo hicieron en 2006 y la justicia les dio la razón hace un par de años (22 de octubre de 2010), reconociendo el derecho de los padres a escoger la lengua de enseñanza. Pero las sentencias del Tribunal Supremo siguen sin aplicarse.

    Los nacionalistas catalanes, esos “campeones de la democracia”, les dirán que son solo unos pocos padres (como si los derechos dependieran del número de personas). Pues bien, dejen que escojamos y todos sabremos cuántos somos. Recordemos que en 2007 se recogieron en Cataluña 56.000 firmas solicitando libertad de elección de lengua en la enseñanza. En Mahón (Menorca) unos padres recogimos 3.800 firmas solicitando lo mismo. Sabemos que en Palma de Mallorca el 50% escogería estudiar en español (ahí sí hay datos oficiales).

    Esto es lo que nos sucede hoy día a muchos padres: la educación y el futuro de nuestros hijos están, gracias a nuestros políticos, en manos de nacionalistas catalanes. Cuando solicitamos que nuestros hijos estudien en su lengua materna, nos llaman fascistas. ¿Desde cuándo la libertad de elección es algo fascista? ¿Acaso la imposición es lo demócrata?

    Es un problema nuestro y lo resolveremos nosotros, aunque sea repasando por las noches las enseñanzas del día en nuestra lengua, el español. Pero cuando oigan hablar de que Cataluña es una nación oprimida, acuérdense de nuestros hijos.

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  14. Todas las expectativas y promesas de los políticos en esta cruzada independentista tienen un, casi único, punto de apoyo.

    Los que hemos asistido día a día al nacimiento y desarrollo de la cruzada sabemos que en su base poco hay de reivindicación histórica y tampoco mucho de la emoción de recuperar la patria perdida. Las bases, a mi juicio, han sido las afirmaciones enarboladas hasta la saciedad de que Catalunya tiene una gran riqueza y una gran capacidad de generarla, y que una vez que abandonemos el lastre que representa tener que tirar adelante a los hermanos tontos del resto de España, el genio y la creatividad catalana explosionarán deslumbrando al mundo y cubriéndonos de riqueza. “Seremos tan ricos como Suiza” es la idea dominante. Es decir, y en resumen, la base es económica.

    Por supuesto nada se menciona acerca del hecho de que estamos inmersos en una crisis económica de la que Catalunya no se escapa. Tampoco se menciona que no se sabe cómo afectará a la “nueva Catalunya” el clima que se generará como consecuencia del proceso de ruptura. Cómo reaccionará la muy significativa parte de la población que está en contra de la independencia.

    Creo que, dado que estamos hablando de economía, podemos asimilar Catalunya a una empresa inmersa en una grandísima crisis. Y todos sabemos que cuando una empresa es sacudida por una crisis de esta magnitud queda malherida. Las personas quedan resentidas y los sistemas se resienten en consecuencia. Y a la empresa que sufre esa crisis le cuesta levantarse, si es que lo consigue.

    Pero, adelante, no pasa nada, seguid con el proyecto. Ya encontraremos después a alguien a quien echarle la culpa.— Matías Carrillo

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  15. Somos responsables de lo que creemos y también de por qué creemos lo que creemos. Estamos obligados a escuchar la información y los argumentos contrarios a nuestras opiniones, a hacer explícitos los principios, a estar alerta ante nuestros prejuicios, a precisar los conceptos y, sobre todo, a decir que no cuando es que no. Sin mentir ni mentirnos. - Félix Ovejero

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  16. ¿Cómo explicar que la independencia sea el centro del debate político, cuando éste es en el peor momento, desde el punto de vista estratégico, para tomar esta decisión? La respuesta es el fenómeno del "gambling for resurrection". Lo que en castizo sería de perdidos al río. Es lógico que en la actual situación de crisis y de desesperanza, una opción que antes se desdeñaba por sus riesgos se muestre mucho más atractiva. Pero esto es un error. El riesgo solo empeora las cosas y no convierte las malas decisiones estratégicas en buenas. De hecho, el "gambling for resurrection" explica gran parte de la actual crisis financiera, donde bancos y empresas con problemas asumieron riesgos excesivos y solo consiguieron empeorar su situación, y la de todo el sistema financiero en conjunto.

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  17. Una de las cosas más sorprendentes del actual debate político en Cataluña es la casi universal aceptación por parte de sus élites políticas del jurídicamente inexistente “derecho a decidir”. En realidad, como ya se ha explicado otras veces, el “derecho a decidir” no es sino una versión edulcorada del derecho de autodeterminación, que, este sí, tiene claramente definidas las condiciones de su ejercicio en el derecho internacional. Pero el derecho de autodeterminación es un expediente que, por su vinculación histórica a los planteamientos, entre otros, de la izquierda marxista, resulta difícil de digerir para parte de los sectores mesocráticos que constituyen el grueso del movimiento independentista catalán. Más aséptico, vaporoso y desnudo de connotaciones históricas, el “derecho a decidir” parece remitir simplemente al respeto por los procedimientos democráticos.

    Como es sabido, el ejercicio del derecho de autodeterminación solo es reconocido en la práctica internacional cuando concurren circunstancias (dominación colonial, ocupación militar, agresión grave y flagrante contra una minoría nacional) que, salvo para las mentes más delirantes del mundo nacionalista catalán, no se dan en Cataluña. Siendo así que los dirigentes y publicistas del secesionismo tienen claro que la única posibilidad de completar su programa pasa por la internacionalización del conflicto, saben también que, si presentasen a Cataluña ante el mundo como una nación oprimida, sus planteamientos difícilmente iban a resultar comprendidos.

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  18. La dirección del PSOE pretendería volver, como la burra, al trigo maragalliano-zapaterista, para resucitar un Saturno que se merendó a todos sus inventores, dejando tras de sí frustraciones y derrotas. Y todo ello, ¿solo para intentar “encajar” al PSC dentro del PSOE?

    Antes de tomar una decisión tan arriesgada, a la dirección del PSOE le convendría echar una ojeada sobre la marcha electoral del PSC a partir de que Maragall entró en la liza autonómica con sus “ideas geniales”:

    Año 1999, Maragall: 1.183.000 votos y 53 diputados.

    Año 2003, Maragall: 1.026.000 votos y 42 diputados (primer tripartito).

    Año 2006, Montilla: 790.000 votos y 37 diputados (segundo tripartito).

    Año 2010, Montilla: 575.000 votos y 28 diputados.

    En 2012, Pere Navarro: 524.000 votos y 20 diputados.

    En pocas palabras: desde que empezó este baile, el PSC ha perdido 33 diputados, el 62% de los que tuvo en 1999, y 669.000 votos, el 56,5% de los que obtuvo antes de que empezara la yenka estatutaria. Al PSC, que siempre nutrió gran parte de sus urnas con votos de gente de origen inmigrante, le ha resultado letal subirse al carro identitario. Una actitud, la del PSC, que no se entiende en el resto de España, pero que tampoco se entiende en Cataluña. Las encuestas de opinión —y las urnas— lo han dejado meridianamente claro: cuanto más nacionalista se hace el PSC menos votos saca.

    Y uno se sigue preguntando: ¿merece la pena resucitar ahora el disparate de la política territorial maragalliana-zapaterista solo para darles gusto a los socialistas catalanes en su deriva suicida?

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  19. Artur Mas anunció el 25 de septiembre de 2013 en el Parlamento catalán que, si finalmente resulta imposible —por ilegal— celebrar en Cataluña una consulta de autodeterminación, recurrirá a la convocatoria de elecciones, para que “el pueblo de Cataluña pueda decidir libremente su futuro como país”. El presidente de la Generalitat se cuidó mucho de ponerle a esas elecciones el apellido de “plebiscitarias”, pero así fueron interpretadas unánimemente sus palabras. Y así, “plebiscitarias”, las llama el autodenominado Consejo Asesor para la Transición Nacional creado por el Gobierno catalán.

    Seis catedráticos de Derecho Constitucional o Ciencia Política coinciden en que no existen tales elecciones.

    No se puede transformar una convocatoria electoral en un referéndum, según los seis expertos consultados. En la ley Electoral no aparece la vía de las “elecciones plebiscitarias”. “O hay elecciones o hay referéndum. Y plebiscito es sinónimo de referéndum”, señala Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional en la Universitat Autònoma de Barcelona.

    Si Artur Mas convoca elecciones, estas serían, “a todos los efectos, elecciones autonómicas”, insiste Xavier Arbós, catedrático de Derecho Constitucional en Girona. Otra cosa es que algunos partidos concurran a esos comicios comprometidos con la independencia, o incluso con un programa en el que solo haya un punto: la independencia. Eso lo asemejaría, en la práctica, a un referéndum. “Podrían hacerlo, porque en los programas se puede poner lo que se quiera. Pero luego no podrían utilizar el resultado para declarar la independencia: eso sería una ilegalidad clamorosa”.

    Más duro es Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid: “Si un partido quiere proponer la independencia en su programa, que lo haga. Yo recuerdo una campaña electoral en la que había un partido cuyo compromiso electoral era establecer conexión con vida extraterrestre. Pero lo que tiene que estar claro es que elecciones y plebiscito son dos cosas distintas. Se está intentando confundir el debate y al ciudadano mezclando churras con merinas. Eso solo consigue aumentar la confusión”, dice. Roberto Blanco lo tacha también de “fraude político” y “engaño a los electores”

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  20. Esto declaró sin ambages el 14 de octubre de 2013 el editor y empresario José Manuel Lara, para el que la deriva soberanista y el ambiente de tensión que se vive en Cataluña desde la Diada de 2012 no augura nada bueno. "Se solvente como se solvente, Cataluña saldrá mal", diagnostica.

    "Llevamos más de un año hablando con ruidos y tambores y a través de los medios, pero ese no es al camino", lamentó Lara durante la presentación del Premio Planeta de Novela, reclamando "diálogo de verdad" y asegurando que, ante una hipotética independencia, "todos seríamos perdedores". Recordó que, como ya anunció, esa situación le obligaría a llevar su grupo editorial a otro lugar.

    El diálogo "sereno y sincero pensando en lo que es posible y lo que no" y desde una perspectiva de pacto es el único camino factible para Lara. "No se ha conseguido que se hable en serio, a pesar del esfuerzo de algunas personas", dijo. "Estamos hablando de sentimientos, no de ideologías y economías, y es un cuestión que no se debe discutir en los medios. No conviene. Primero se pacta y luego se discute", propuso el empresario.

    "Pase lo que pase, nadie nos ahorra ya el fraccionamiento de la sociedad catalana", lamentó Lara, que juzga esa fractura "inevitable" y plantea que "una sociedad dividida no es una sociedad potente".

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  21. ¿Por qué ahora este frenesí independentista? Las razones son muy claras: hace ya una generación y media que la población catalana, especialmente los niños, ha sido sometida al bombardeo mental incesante de la salmodia nacionalista: aquellos niños son ya adultos enardecidos por la "opresión", el "expolio", la "incomprensión", etc. Por eso durante estas décadas la fracción de los catalanes partidarios de la independencia ha subido como la espuma.

    Ahora bien, como ocurría en el franquismo, la ineficacia política y la corrupción de los gobiernos nacionalistas resultaban demasiado evidentes. Según una reciente investigación de la Unión Europea, Cataluña es la región peor gobernada de España. No tiene que sorprendernos: Jordi Pujol ya nos dio una muestra de incompetencia en la gestión de Banca Catalana, y también de la utilidad de envolverse en la senyera para evitar las consecuencias. De igual modo, la pésima gestión de los gobiernos nacionalistas se oculta hoy tras un telón de retórica antiespañola. Los nacionalistas han endeudado a Cataluña hasta bordear la bancarrota; la corrupción es flagrante y omnipresente; pero la culpa de todo la tienen España y, especialmente, Madrid.

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  22. Si se produjera la independencia, el análisis coste/beneficio podría ser claramente negativo para todas las partes implicadas y, en cualquier caso, muy incierto. Como en el caso escocés, la posterior entrada en el euro, además de ser un proceso largo, difícil y de ninguna manera garantizado (ya que cualquier país de la zona euro tendría derecho de veto), implicaría una cesión muy importante de la independencia recién adquirida —con el agravante de que, en la actualidad, Cataluña puede influir en las decisiones que se toman en la zona euro a través de España, que es un país grande, mientras que por sí sola su voz y voto serian irrelevantes—. La fragilidad de una Cataluña independiente, euroizada o con su propia moneda, con una tasa de paro del 23%, una situación exterior deficitaria (que empeoraría al perder muchas de las ventajas comerciales con la zona euro), un alto nivel de deuda pública (parece lógico pensar que la Unión Europea y las agencias de rating no verían con buenos ojos el repudio de la parte de la deuda que corresponde a Cataluña, como amenazan algunos) y un sector financiero frágil y de un tamaño varias veces superior al PIB (y con una parte importante de los depósitos fuera de Cataluña, vulnerables a una salida repentina) sería muy alta. El riesgo durante la transición sería enorme.
    Los escenarios positivos que presentan algunos son como el cuento de la lechera, encadenando conjeturas y tomando, en cada paso, la única favorable, por improbable que sea —como advirtió de forma contundente en El País el economista Ángel de la Fuente hace un par de semanas—. La preocupación de las empresas es cada vez más audible.

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  23. Si quitamos la mística al proyecto independentista, y nos atenemos a los datos que la realidad nos ofrece, si despojamos al proyecto de toda su ficción, tenemos que una Cataluña independiente sería menos próspera, quedaría aislada de Europa y tendría menos peso político, económico y cultural del que tiene ahora como parte de España. Los políticos tendrán sus motivos para sostener esta ficción, pero ¿nosotros? Usted que no es ni político, ni locutor, ni tertuliano, que quiere el mejor de los mundos posibles para sus hijos, ¿va a creerse eso de la ilusión y del "I have a dream", cuando la pura y dura realidad indica precisamente lo contrario?

    Me parece que este proyecto independentista, brumoso, acomodaticio, lleno de remiendos y componendas, es poco respetuoso con los catalanes y con los españoles. Los ciudadanos de este país merecemos un futuro más decente.

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  24. Alfonso Guerra reclamó el 30 de octubre de 2013 la creación de un Partido Socialista alternativo al PSC en Cataluña, una formación que, a su juicio, hace mucho tiempo que "dejó de ser un partido socialista" para acercarse a las "posiciones nacionalistas".

    En declaraciones en los pasillos del Congreso, Guerra se refería así a la división registrada ayer en el grupo socialista, cuando los diputados del PSC rompieron la disciplina de voto y se abstuvieron en una moción de UPyD contra el derecho a decidir que sí fue apoyada por el PSOE.

    Guerra ha destacado que el PSOE tiene una posición "muy clara" respecto a lo que establece la Constitución sobre el derecho a decidir y ha alertado de que cualquier otra postura sería "equivocada".

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  25. El expresidente del Congreso de los Diputados José Bono ha afirmado que el PSOE "tendría hoy más votos en Cataluña que el PSC" y ha expresado su convencimiento de que los socialistas de esta comunidad "están más con la solidaridad e igualdad de las personas que con la identidad de los territorios". Bono ha hecho estas declaraciones en Salamanca un día después de que el PSC se desmarcara del grupo socialista en el Congreso en una votación sobre el derecho a decidir, lo que ha llevado a algunos miembros del partido como el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra a reclamar que el PSOE forme un partido alternativo en Cataluña.

    El exministro de Defensa y expresidente del Congreso ha comentado que el PSOE y el PSC son "dos partidos distintos y cada día se empeñan en que estén más distantes", y ha defendido que "siempre han de prevalecer las personas sobre los territorios" en el caso que haya conflicto entre ambos.

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  26. La campaña para el independentismo que está organizando el Gobierno de Cataluña va a comportar todo un dispendio que supone dejar de atender gran parte de las principales necesidades de muchas familias que están sufriendo las consecuencias de los recortes en atenciones primarias.

    A veces resulta desolador comprobar que estamos en manos de quienes en vez de valorar, con la sensibilidad y la urgencia requeridas, el orden de prioridades, nos llevan a una delirante aventura para satisfacer la soberbia nacionalista, que ya apunta a un grave riesgo de desgarro social.

    No estaría de más que los promotores del secesionismo nos explicaran el alcance de sus ventajas y, sobre todo, el de sus inconvenientes. Y cuáles son los objetivos concretos una vez fuera del marco de la Constitución, garante para la convivencia dentro de la integridad territorial del Estado.— Jordi S. Berenguer. Barcelona.

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  27. Se acaban de cumplir tres años desde que Artur Mas llegó a la presidencia de la Generalitat catalana. En este periodo de tiempo el Gobierno catalán ha incrementado su deuda más que en los dos tripartitos anteriores juntos; el paro ha subido en Cataluña a un nivel histórico; se han cerrado más empresas que nunca antes y la tasa de desigualdad y pobreza ha escalado nuevos máximos. Pero hemos caído en su trampa: todos estamos muy distraídos y entretenidos con su campaña del «derecho a decidir» en lugar de valorar su gestión, que no es precisamente buena y posiblemente una de las peores de las últimas décadas. En este tercer aniversario de su presidencia, quiero felicitar a Artur Mas. Quizá no es el mejor gobernante pero, sin duda, como fabricante de cortinas de humo no tiene precio.

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  28. Mi historia sufí favorita es aquella en la que un hombre, una noche, ve a otro agachado cerca de una farola. Al preguntarle qué le pasa, le contesta que ha perdido la llave de su casa. Se acuclilla el primero junto a él para ayudarle y, después de unos minutos de infructuosa búsqueda, inquiere al otro si está seguro de que fue en ese lugar donde perdió la llave. “No, en realidad se me cayó allí”, le contesta señalando a unos cuantos metros de distancia, “justo al lado de la puerta de mi casa, cuando fui a abrirla”. Pregunta entonces el hombre, extrañado, por qué, en tal caso, no se puso a buscarla donde la perdió. A lo que el otro responde: “… Es que allí no hay luz”.

    Dilucidar los factores de éxito y de fracaso es crucial para la efectividad de cualquier reforma institucional. Y si hablamos de un reto tan complejo como reformar el sector público, nos conviene buscar allí donde se nos cayó la llave, y no en otro lado. Se viven en Cataluña tiempos en los que el autogobierno —en su versión más radical, la independencia— aparece para muchos investido de una inapelable capacidad taumatúrgica, lo que resulta muy atrayente en medio de la crisis económica e institucional que padecemos. Ya se sabe, dale a un niño un martillo y todo a su alrededor le parecerá un clavo. Lo malo es que se trata de una ilusión nada inocua. Uno de los inconvenientes que tiene atribuir todos los problemas a la interferencia ajena es que nos induce a creernos mejores —más capacitados, más decididos, más innovadores— de lo que somos. Otro problema es que legitima la inacción en el presente y nos invita a esperar el momento en que, ya liberados, podamos finalmente dedicarnos a afrontar los desafíos pendientes. Y es que es mucho más cómodo hacer una escapada a la farola que quedarse en el tajo, arremangarse y poner manos a la obra.

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  29. Artur Mas se ha puesto en plan lírico en el Parlament y ha declarado que “está desnudo de instrumentos para luchar contra la pobreza”. Si lo que quiere decir, con esa vena poética, es que no tiene recursos, humildemente me permito plantearle tres propuestas. En primer lugar, podría rebajar los sueldos de los miembros de su Gobierno, que cobran más que en ninguna otra autonomía, empezando por el propio Mas, el político con el sueldo más alto de España. En segundo lugar, podría suprimir los consejos comarcales, esos entes cuya utilidad nadie conoce y que emplean a cientos de militantes de su Partido. Y en tercer lugar, podría eliminar las subvenciones millonarias a entidades independentistas a costa de nuestros impuestos.

    Miguel Torres.

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  30. Los últimos datos de desempleo publicados por Eurostat deberían ser un serio toque de atención para el Gobierno catalán. Cataluña se ha convertido en una de las regiones europeas donde más está creciendo el paro en los últimos años. De entre las casi 300 regiones de Europa, se encuentra entre las 20 primeras en desempleo con una tasa que duplica ampliamente a la media europea. En concreto, Cataluña tiene una tasa de paro más elevada que Sicilia, Calabria o Rumanía. Y dentro de España, es, tras Asturias, la región con más paro del norte de España. No son precisamente buenas noticias para el Gobierno catalán que debería actuar con responsabilidad y priorizar la lucha contra esta lacra social que es el desempleo en vez de dedicar todas sus energías a aventuras a ninguna parte que solo dividen y fracturan a la sociedad.

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  31. Moviment Catalunya, la agrupación de socialistas críticos, y Nova Esquerra Catalana, de Ernest Maragall, han presentado hoy la marca de su nuevo partido. La formación se denominará MES (Moviment d'Esquerres) y nace con la vocación de ser un partido socialista soberanista tras la renuncia del PSC a ocupar ese espacio por su obediencia al PSOE y al no definir a Cataluña como sujeto político y jurídico con capacidad de decidir su futuro. Mes se constituirá el próximo 24 de enero aunque el proceso se podrá acelerar si Artur Mas convoca anticipadamente las elecciones en la primavera de 2015.

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