Propuestas de la redacción del periódico El País ante la epidemia de casos de corrupción y el desprestigio de la clase política.
1. Ley de Partidos
Que garantice la democracia interna y la transparencia de las
formaciones políticas, con normas democráticas en su funcionamiento
interno. Debe imponer un sistema de financiación transparente y un
control eficaz e independiente de sus cuentas llevado a cabo con
periodicidad anual, con sanciones que lleguen incluso hasta la
disolución en caso de incumplimiento. La norma puede vincularse a las
regulaciones establecidas en la Ley de Transparencia y permitir que los
ciudadanos puedan solicitar a un partido documentos relacionados con su
funcionamiento. Los cargos imputados en procesos judiciales deberían ser
suspendidos en sus funciones orgánicas hasta que se aclare su
situación.
2. Ley Electoral
Es preciso sustituir el actual sistema de listas cerradas y
bloqueadas por otro que permita a los ciudadanos negar su voto a
candidatos concretos que no consideren dignos de su confianza. Hay que
revisar el principio constitucional que determina a la provincia como
distrito electoral, que en el caso del Senado debe estar referido a las
autonomías. La distribución de escaños debe potenciar la
proporcionalidad del sistema, de modo que cada diputado elegido
represente a un número razonablemente equiparable de votantes. Ha de
regularse de forma transparente la financiación de las campañas
electorales, reduciendo su actual duración, innecesaria en una sociedad
con tantos y tan variados medios de comunicación, y establecer criterios
claros y eficaces para la adecuada utilización de las redes sociales en
tiempo electoral.
3. Reforma de la Administración
Una reforma y modernización de las Administraciones públicas debe
eliminar la duplicación de estructuras y funciones para adaptar el
tamaño del Estado y el gasto a los nuevos perfiles de la sociedad del
bienestar y a las características de la organización territorial de
España y de la UE. Es preciso reducir el número de municipios, recurrir a
gestores técnicos donde sea necesario, regular el sueldo de los
alcaldes, fiscalizar los presupuestos con agencias independientes y
revisar el sistema de oposiciones y de cuerpos de funcionarios. El
Estatuto Básico del Empleado Público debe contribuir a profesionalizar
la dirección de la gestión, limitando la designación política de altos
cargos para protegerlos de interferencias. Debe garantizarse
efectivamente, contra lo que ahora sucede, un acceso adecuado a la
información sobre la gestión de las Administraciones, que facilite la
rendición de cuentas de los gestores y el juicio crítico por parte de
los administrados.
4. Estatuto de la Corona
A fin de establecer los deberes y las responsabilidades del titular
de la misma. Tiene que ordenar, mediante caución parlamentaria, el
funcionamiento de la Familia Real, garantizar la absoluta transparencia
de los gastos atribuibles no solo a sus personas físicas, sino al
funcionamiento general de la Casa. Y, como en el caso de la Ley de
Partidos, estar vinculado a las regulaciones establecidas en la Ley de
Transparencia.
5. Pacto por el empleo y las pensiones
Con la participación de Gobierno, partidos políticos, centrales
sindicales y organizaciones empresariales. Resulta necesario articular
un consenso que culmine la reforma laboral y corrija sus carencias y
desequilibrios. Establecidas las bases de contratación y despido, es
urgente impulsar las políticas activas de empleo en un país con seis
millones de parados. Hay que poner en marcha un programa de subvenciones
directas (nacionales y europeas) dirigidas a las pequeñas y medianas
empresas para la creación de puestos de trabajo especialmente orientados
a los jóvenes. El pacto debe financiarse con aportaciones de fondos
europeos, en el marco de un acuerdo en la eurozona. Las ayudas previstas
en el presupuesto de la Unión son del todo insuficientes para hacer
frente a la gravedad del problema.
Es necesaria una reforma en profundidad del sistema de pensiones que
tenga en cuenta, entre otras cosas, la mayor esperanza de vida de la
población. Dicha reforma no puede hacerse unilateralmente por ningún
partido, cualquiera que sea la mayoría parlamentaria de que disfrute.
Hace falta garantizar la sostenibilidad del sistema y mejorar la
correspondencia entre cotización y pensión.
6. Reforma de la Justicia
Los jueces deben contar con una mejor y más eficiente organización y con
mayores recursos y medios. Debe potenciarse la coordinación de la
justicia, en la que ahora intervienen funcionarios pertenecientes hasta a
cinco cuerpos distintos que a su vez dependen, según los casos, de la
Administración central o de la autonómica. La igualdad de los ciudadanos
ante la ley, el derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho a un
juicio justo están reducidos muchas veces en la práctica a meras
declaraciones, pues el funcionamiento de los tribunales no es nunca
rápido ni resulta siempre eficaz, por lo que hay que aumentar
significativamente el número de jueces. Hace falta revisar las normas
procesales para que, manteniendo las garantías básicas, puedan
agilizarse los juicios y sea adecuadamente protegida la presunción de
inocencia ante la llamada “pena de telediario”. El Gobierno debe
renunciar a su actual política sobre tasas judiciales.
7. Pacto por la educación
La política general sobre enseñanza —y los planes de estudio— no
puede ser revisada cada vez que un partido llega al poder. El futuro de
las economías avanzadas descansa sobre las estrategias de educación,
formación de capital humano e investigación. Hay que sentar las bases
que lo garanticen y que establezcan criterios para gestionar recursos,
establecer incentivos e introducir controles, independientemente del
color político de quienes gobiernen. La enseñanza concertada, que se
beneficia de las subvenciones, debe garantizar la igualdad de
oportunidades y no ejercer prácticas discriminatorias de sexo o
religión. Deben establecerse evaluaciones públicas de los centros de
enseñanza, de modo que tengan repercusión en la carrera profesional de
sus responsables.
8. Pacto por la sanidad pública
Es necesario preservar y mejorar el sistema de sanidad pública para
mantener los elevados niveles del servicio que durante años hemos sabido
construir y que hacían del modelo español de salud, cualesquiera que
fueran sus defectos, algo digno de sostener y perfeccionar. El Estado
debe garantizar la cobertura universal, revisando los errores detectados
a la hora de transferir la gestión a las autonomías. Es preciso
controlar los resultados de la gestión pública y fiscalizar el
cumplimiento de los acuerdos con las empresas concertadas, eliminando la
posibilidad de acometer inversiones públicas en beneficio exclusivo de
la rentabilidad de la gestión privada.
9 y 10 [no estoy de acuerdo]
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