Los inspectores del Banco de España han
denunciado que los informes que elaboran son alterados hasta cambiar su sentido y decidirse que no se apliquen las medidas correctivas recomendadas en ellos. Esto es gravísimo. Además acusan a sus superiores de
mirar hacia otro lado ante los indicios de delito que encuentran.
El anterior director del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, lo ha negado. Pero una cosa está clara: indicios de delito había, porque ahora mismo se están desarrollando procedimientos judiciales contra directivos de varias entidades (Bankia, Nova Caixa Galicia...). Creo más a los inspectores, que tuvieron esos indicios delante de sus ojos, que a sus superiores, poco interesados en las complicaciones y tensiones que trae una remisión de indicios a la fiscalía.
Según suben los informes por la pirámide, menos defectos se observan en los bancos inspeccionados. Aunque creo que esta entrada se ilustraría mejor con este dibujo de Forges. Pero así como en este blog mezclo con mis propuestas otras de las más diversas procedencias (citando la fuente), he decidido que todas las ilustraciones sean originales mías. Pues creo de buena fe que quienes proponen ideas públicamente no lo hacen por afán directo de lucro, sino para que sus propuestas se consideren y, en su caso, se lleven a la práctica. Favorecer su difusión me parece colaborar en su propósito. En cambio, los artistas gráficos, de forma totalmente legítima, tienen otros fines, e intento respetar su trabajo.
Para elevar el control sobre los gestores del Banco de España, los inspectores reclaman que se conozcan “cuantos elementos emplea el banco para formar su criterio en materia supervisora, siempre que estos elementos deban ser conocidos”.
El primer paso para que haya luz y taquígrafos es que los autores de los informes se hagan responsables del contenido con su firma, algo que ahora no ocurre. “Cada actuación supervisora debe estar adecuadamente identificada. Cada informe debe ser firmado; ahora no ocurre y no son asumidos por nadie”, apuntan.
“En el caso de existir discrepancias entre los inspectores, los jefes de grupo y los directores de departamento, debe quedar expresa constancia de las mismas firmadas por cada responsable”.
También piden “establecer un procedimiento para la comunicación jerárquica de los
indicios de delito. Dar formación en materia penal a los inspectores y
crear un grupo de inspección especializado en investigación de delitos”.
“Nuestra propia labor, velar por la solvencia, deja zonas grises de
actuación. Por ejemplo, al examinar unas cuentas, se pueden encontrar
préstamos a una empresa ruinosa que levantan sospechas de que alguien
pueda beneficiarse en última instancia. O sueldos disparatados que rozan
la apropiación indebida o el desfalco. Pero, ¿es nuestra labor
investigar eso? No tenemos formación para ello. Además, la cantidad de
un crédito sospechoso puede que no afecte a la solvencia de la entidad
por lo que queda fuera de nuestro trabajo. Lo que queremos es que
existan sistemas automatizados para denunciar estos asuntos”.
Entre los inspectores destacan el hecho de que solo en las entidades
intervenidas se han encontrado indicios de delito. “¿Ninguna otra tenía
trapos sucios?”, se preguntan.
En otro apartado del informe, los inspectores piden “reducir la
influencia” de los bancos “y de los políticos” para evitar “la captura
del supervisor, el sentimiento de arbitrar para casa” y la fuga de
ejecutivos del Banco de España a las entidades.
Según el documento de “
Análisis de los procedimientos supervisores del Banco de España”,
conocido el martes tras las acusaciones de arbitrariedad de la
Asociación de Inspectores, el organismo dirigido por Luis Linde ha
decidido establecer un procedimiento específico para la revisión de la
gobernanza de las entidades.
Entre las medidas se incluye que se puedan “mantener reuniones
periódicas con los consejeros y miembros clave de las comisiones
delegadas; comprobar que los escritos de recomendaciones y
requerimientos del Banco de España llegan a los consejeros”, así como
“instar a que en las actas del consejo figuren las opiniones
discrepantes”. El supervisor además tendrá acceso a “la información que
se facilita a los consejeros y miembros de las comisiones delegadas del
consejo”.
El informe dice que entre las tareas de la institución estará “señalar
ubicaciones inadecuadas en el organigrama”, lo que sugiere una capacidad
de opinar sobre la adecuación profesional de los altos cargos de la
entidad o componentes de comisiones. Linde pretende también vigilar el
cumplimiento de las recomendaciones de gobierno corporativo, “revisar
las actuaciones de la auditoría interna” y “conocer trimestralmente las
deficiencias puestas de manifiesto por la auditoría interna”.
Además de este conjunto de medidas, el Banco de España ha establecido
que las carteras de todas las entidades serán revisadas al menos cada
tres años. Por otro lado,
las 16 entidades “más significativas” tendrán inspectores empotrados
para conocer las cuentas de primera mano. Este trabajo tiene el riesgo
del secuestro del inspector, es decir, que los funcionarios terminen por
identificarse demasiado con la entidad que supervisan y bajen la
guardia. Para evitarlo, el Banco de España ha establecido “un
procedimiento de rotación de la plantilla, incluida la jefatura”, con
“un límite máximo de seis años en la misma entidad y de diez años en el
mismo departamento, con un periodo posterior de separación obligatoria
de cuatro años”.
El informe del Banco de España se muestra a favor de la rotación
periódica de la firma auditora, “para fomentar su independencia,
haciendo frente a los potenciales riesgos de familiaridad y captura por
la entidad auditada”.
Otra de las grandes reformas es que “la información a la Comisión
Ejecutiva del Banco de España sobre la posible discrepancia entre el informe de inspección,
por un lado, y la información y propuesta a la Comisión Ejecutiva, por
otro, se incluya en un apartado específico”.
ESTO ES INSUFICIENTE. HAY QUE HACER MÁS:
Resulta increíble que el Banco de España tenga que asegurarse de que sus escritos de recomendaciones llegan a los consejeros de las entidades supervisadas. ¿No funciona la comunicación interna de la entidad inspeccionada o qué? El Banco de España debe tener los correos electrónicos de todos los consejeros de todos los bancos y, según sus cargos, remitirles la información oportuna, mediante mensajes seguros y con acuse de recibo.
Ni discrepancias entre el informe de inspección y las propuestas a la Comisión Ejecutiva ni nada. Los técnicos del BdE que hayan inspeccionado la entidad deben redactar un informe completo, con un resumen de una página sobre la situación de la entidad, y otra página con las, no digo recomendaciones, pues son algo que se puede seguir o no, sino las directrices más importantes, indicando el plazo en que deben factiblemente alcanzarse y las personas encargadas de su cumplimiento. Ninguno de estos tres documentos podrá ser alterado por escalones superiores de la pirámide, ni siquiera para corregir las faltas de ortografía.
Cada una de estas directrices se registrará en una base de datos, con su entidad, plazo y persona responsable de cumplirla. Si pasado el plazo no se ha cumplido, la persona responsable sufrirá una merma del 5% en su salario por cada mes de retraso. Cuando pasen seis meses en esa situación, la persona será destituida.
En cuanto a los indicios de delito, se debería establecer una lista de posibles indicios: préstamos a una empresa ruinosa, condiciones crediticias excepcionalmente ventajosas a directivos de la entidad o familiares, emolumentos (salarios, bonus, fondos de pensiones, opciones sobre acciones...) disparatados (más de un 25% por encima de la media para ese puesto), etc. Tras la inspección de una entidad, si el inspector halla uno o más de esos indicios, lo remitirá directamente a la fiscalía, para que sea ella la que decida si hay delito o no.